Manuela V. Carmona/ corresponsal en Orizaba y municipios de las Altas Montañas

La Perla, Ver., 27 de febrero de 2025.– A través del Fondo Ambiental del Pico de Orizaba (FAPO), se ha buscado desde hace varios años implementar un proyecto de conservación y repoblación del venado de caza cola blanca (Odocoileus virginianus) en la región del Pico de Orizaba.

Esto con el fin de devolver a su hábitat natural una especie que alguna vez fue endémica de la zona, pero que desapareció debido a la actividad humana y la degradación del ecosistema, expuso el integrante de esta organización, Adrián Chahín Perdomo.

En entrevista, explicó que el proyecto se trabaja entre la ciudad de Orizaba, donde se cuenta con un criadero intensivo de venados, al que llaman “la fábrica de venados”, en donde se trabaja meticulosamente en la regulación y mejora genética de los ejemplares.

El objetivo es que los venados sean lo más parecidos posible a los que habitaron naturalmente en las faldas del Pico de Orizaba.

“No es cualquier venado, es el venado endémico que alguna vez existió aquí. La idea del criadero intensivo era aumentar la población al mayor número posible, y ya hemos alcanzado los números que buscábamos. Ahora estamos trasladando ejemplares a corrales de crianza en la zona del Pico, que están regulados y registrados como una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)”.

 

Detalló que el siguiente paso, en colaboración con Semarnat y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), será tramitar las autorizaciones necesarias para realizar liberaciones controladas de estos venados en el Parque Nacional Pico de Orizaba, pues el objetivo final es repoblar la zona con una especie que no solo tiene un papel ecológico crucial, sino que también puede impulsar el turismo en la región.

 

Agregó que la reintroducción del venado cola blanca no solo busca restaurar el equilibrio ecológico, sino también generar oportunidades económicas para las comunidades locales, pues la presencia de estos animales puede atraer dos tipos de turismo: el fotográfico y de avistamiento, que promueve la apreciación de la naturaleza, y el turismo cinegético (de caza deportiva), que, si se maneja de manera sustentable, puede ser una fuente importante de ingresos para los pobladores.

 

“Cuando hablamos de cacería sustentable, no se trata de acabar con la población de venados, sino de aprovechar de manera responsable ciertos ejemplares. Un venado vendido como carne puede valer entre 2 y 3 mil pesos, pero en el mercado cinegético, un ejemplar puede alcanzar valores de 20 a 40 mil, dependiendo de la demanda. Esto representa un ingreso significativo para las comunidades locales, que de otra forma podrían recurrir a la caza furtiva”.

 

Finalmente, dijo que para que el proyecto sea exitoso, es necesario generar recursos económicos que beneficien a la población local y, al mismo tiempo, aseguren el crecimiento y la conservación de la especie.

 

“Estamos trabajando para que, en unos años, el Pico de Orizaba vuelva a ser hogar del venado cola blanca, y que este esfuerzo beneficie tanto a la naturaleza como a las personas que viven aquí”.