Terminar con la extorsión que padecen los transportistas de Acapulco y meter a los extorsionadores a la cárcel es una tarea básica, elemental, de primer año, para cualquier cuerpo policiaco. Claro que si los policías tienen una asociación estratégica con los extorsionadores las cosas se complican.

Vigilar rutas y paraderos, brindar seguridad a los operadores, no parece ser algo fuera de este mundo que requiera grupos de fuerzas especiales entrenados en Israel equipados con tecnología de punta. Nada de eso, basta con tener voluntad política, ganas de resolver un problema.

Pero si no hay tal voluntad política y nadie quiere resolver el problema, el problema son las autoridades que compitieron para un cargo que no les interesa; salvo, acaso, los días de quincena.

Están a la disposición de cualquier corporación, incluso la policía de Acapulco, artilugios de vigilancia que ni siquiera son caros. La razón de existir de los gobiernos es brindar seguridad a los habitantes de la demarcación que gobiernan.

Si no pueden, renuncien, ya lo dijo el empresario Martí. | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.