No había terminado el gobernador de Tabasco, Carlos Manuel Merino, de pedir “paciencia” para esclarecer el asesinato de tres jóvenes, cuando ya otras tres personas habían sido ejecutadas en la misma ciudad de Villahermosa. Las víctimas fueron ultimadas por sicarios en el interior de una casa en la colonia Gaviotas del Sur. Y un día antes, además del triple homicidio en contra de los jóvenes, dos policías fueron asesinados en ataques directos en hechos distintos en los municipios de Macuspana y Cunduacán. En total, ocho asesinatos violentos en menos de 48 horas. Algo no se está haciendo bien en la entidad del sureste, nos dicen, como para que se desaten recurrentes olas de violencia, como la que caracterizó a este arranque de semana. Tabasco se suma así a otros estados en donde, por más que los apoya la Federación, no se ve por dónde. Uf.  | Se lee en “Rozones” de La Razón.